domingo, 5 de octubre de 2014

Domingo clasico: Svengali de Archie Mayo.


Svengali de Archie Mayo.

1931. Drama, fantástica, terror. P: 8/10.

Director: Archie Mayo.

Interpretes: John Barrymore, Marian Marsh, Bramwell Fletcher, Donlad Crisp, Carmel Myers, Luis Alberni.

Sinopsis: Svengali (John Barrymore) es un maestro de música que tiene la habilidad de hipnotizar a voluntad, vive de sablear a los amigos. Precisamente, logra dominar la voluntad de Trilby (Marian Marsh), una modelo nudista que también ha interesado a Billie (Bramwell Fletcher), un joven artista. La chica, cinco años más tarde,  se convierte en una exitosa cantante bajo la voluntad de Svengali, pero Billie no pierde el interés sobre ella y tratará de romper el extraño vínculo que une a la pareja, persiguiéndolos por todo el mundo…

Comentarios: Esta basada en la gran novela “Trilby de George du Maurier”, de la que ya había otra versión muda de 1920. Una curiosidad, esa palabra, svengali, se utiliza para definir a esa gente manipuladora.

Estamos, hay que recordarlo en los inicios del sonoro, el cine aun no se ha desprendido de esos toques teatrales, tan mímicos, esos gestos a veces que nos aparecen como exagerados, Actores que desaparecen y otros que se adaptan de forma magistral, normalmente aquellos de solida formación en los teatros. Entre estos esta John Barrymore, un sólido actor que tenía el vicio de la bebida, aquí hace un papelón, solido, fuerte, duro, expresivo, con ciertos toques a lo Rasputín, pero es su mirada, su mirada...

Los efectos especiales son discretos, lo justo para esa época, no están mal.

Hay un aura de fatalismo en todo el film, como si el mundo estuviese dividido entre los que se divierte (ese tropel de artistas o aspirantes a serlo) y los que al final acaban en la anda, la frustración o algo peor. Grandes toques del expresionismo, me trajo a la mente en algunas secuencias más de una película míticas europeas, gran juego tanto de decorados como de luces y sombras así como lejanas resonancias de “El fantasma de la opera”

Película muy trabajada, al final un producto fascinante e hipnótico. Buenos diálogos, sin pasarse; buenos manejos de la cámara con una escena que todos alaban, escena casi imposible en aquellos tiempos pero lograda de forma magistral, empieza en los ojos blancos de Svengali, retrocede por su cuarto, sale por una ventana, se ve la casa, travelling por los tejados de un romántico Paris, vivienda de Trilby, entra por una ventana y primer plano del bello rostro de la joven durmiendo…sensacional, pura poesía en el cine.

Otra escena a recordar es, ya en pleno triunfo, están los dos solos y Svengali la toca y ella no lo desea, el hace uso de su fuerza y poder y Trilby termina por decirle que le quiere y él le dice que se calle que es solo el que se habla a si mismo…

Gran banda sonora, no sé de quién, ya lo averiguare.

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