LA CASA DE
LOS HORRORES de Tob Hooper.
Terror. 1981. P: 9/10.
Director: Tob Hooper.
Guión: Larry Block
Fotografía: Andrew Laszlo
Música: John Beal. Maquillaje: Rick Baker.
Intérpretes:
Elizabeth Berridge (Amy Harper), Shawn Carson (Joey Harper), Jeanne Austin
(señora Harper), Jack McDermott (señor Harper), Cooper Huckabee (Buzz Klemmet),
Largo Woodruff (Liz Duncan), Kevin Conway (charlatán de tres atracciones),
Wayne Doba ( “el monstruo”), William Finley (Marco el magnífico), Sylvia Miles
(madame Zena)…
Sinopsis: Dos parejas de adolescentes van a pasar la
tarde divirtiéndose en una feria itinerante. Una vez allí y a modo de travesura
deciden esconderse en una de las atracciones, “La casa encantada”, y pasar allí
la noche una vez la feria ha cerrado sus puertas. Sin esperarlo, son testigos
del asesinato de la pitonisa a manos del hijo deforme del dueño de la
atracción. Uno de los jóvenes roba el dinero de la feria y serán perseguidos a
muerte por un ser mas allá de la razón.
Comentario:
La matanza de Texas, El misterio de Salem´s Lot (Salem´s Lot,
1979) Trampa mortal son la
carta de presentación de Tob Hooper, director de la película.
El famoso
Dean R. Koontz realizó una novelización del guión con el objeto de salir a la
venta el mismo día del estreno de la película; este enfoque comercial delata
las pretensiones y esperanzas que la
productora tenía en el proyecto y que sin duda merecía.
Finalmente
se retrasó el estreno de la película por problemas de postproducción, pero el
libro salió a la venta en la fecha esperada. El libro llegó a ser un best
seller, éxito que no tuvo su correspondencia en la película; misterios del
mercado -en España está publicado como La feria del horror (La casa
de los horrores).
La película
no tuvo el éxito comercial que realmente correspondía a su valía; pues bien, la
película comienza con un delicioso homenaje al cine de terror de la Universal:
fotos, carteles y muñecos de los clásicos Drácula, Frankenstein y el hombre
lobo de esta productora decoran la habitación infantil, que es recorrida por el
hermano pequeño de la protagonista mediante una cámara subjetiva que ve a
través de los agujeros de los ojos de una máscara (claro y sorprendente precoz
homenaje al Halloween de Carpenter) y, gracioso él, coge un cuchillo de
plástico, enfilando por los pasillos oscuros el camino hacia el baño, donde su
hermana adolescente está tomando una ducha tras la cortina. Tras esto hay una
escena cuya planificación es un ostentoso y reconfortante homenaje a la
famosísima escena de la ducha de Psicosis (Psycho, 1960, Alfred
Hitchcock). Cualquier verdadero aficionado al género está en esos momentos
disfrutando como un niño al sentirse identificado con el pequeño gamberro; sin
duda esta apertura de la película demuestra el verdadero amor que Hooper
profesa al cine de terror, recreando su sensibilidad y la del espectador
apasionado con esa declaración de principios.
Ante estas
primeras imágenes el aficionado no puede más que frotarse las manos, cosa que
se certifica cuando como segunda escena nos encontramos a los padres de tan
simpática pareja de hermanos viendo La novia de Frankenstein (Bride
of Frankenstein, 1935, James Whale) en la televisión del salón.
Las ferias
ambulantes que recorren los pueblos en fiestas con sus atracciones variadas
siempre han sugerido precisamente ese temor que transmite la película animales
monstruosos los muñecos autómatas el vagabundo sucio y borracho, la viejecita
encorvada y vestida de negro que va recogiendo basura y que se encarga de ir
diciendo a las chicas, ante sus cuchicheos adolescentes, que Dios todo lo ve y
todo lo oye, como ella misma parece hacer dotada de un curioso y misterioso don
de la ubicuidad, los tres personajes interpretados por un genial Kevin Conway
(los charlatanes presentadores de la casa de los horrores, el strip tease
y los freaks).
La trama no
tiene altibajos y se mantiene la tensión perfectamente, siendo quien lleva la
batuta en el desarrollo, a través de quien vemos avanzar la trama, la joven
actriz de diecinueve años Elizabeth Berridge.
La
represión sexual que lleva al crimen, un rostro digno del hombre elefante y
unas garras deformes y afiladas en lugar de manos, con lo que se ve obligado a
obtener sexo únicamente mediante el pago o la fuerza; torturado
psicológicamente por un padre que le acosa hasta que consigue que se golpee a
sí mismo para infringirse un auto castigo por sus malas acciones, es el
monstruo por antonomasia, que no conoce ni piedad ni sentimientos, aunque,
espectadores nosotros, sintamos pena por el.
Los
decorados que representan los laberintos oscuros de la atracción de feria y los
bajos donde se instala toda su maquinaria mantienen la sordidez ambiental
típica de Hooper, incluyendo ganchos que cuelgan en el techo, rememorando así
uno de los primeros asesinatos de La matanza de Texas. Es uno de los
puntos fuertes de la puesta en escena, claustrofóbico ambiente que incita a
huir, al peligro, al miedo.
Una
película que ha entrado en la categoría de "culto" por meritos
propios, que no deméritos como tantas otras, todo un clásico del terror moderno
aun siendo muy poco conocida.
La mejor
película de Hooper, la más redonda, la más perfecta, la menos comercial y un
claro canto de amor al buen cine clásico de terror.
Verla, no
os arrepentiréis.