Yo camine
con un zombi de Jacques Tourneaur.
1943. Terror,
clásico. P: 9/10.
Director:
Jacques Tourneaur.
Intérpretes:
Frances Dee, Tom Conway, James Ellison,
Sinopsis:
Una joven enfermera Betsy, es contratada para cuidar a la mujer de un
terrateniente en una isla caribeña. Se encuentra con una mujer casi catatónica,
sin vida propia. Nada de la medicina puede hacer nada por ella y intentara
recurrir al voodoo…
Comentario: Aquí
el zombi es el original de las leyendas un ser mas allá de la muerte, sin vida,
sin sentimientos, sin voluntad (Wes Craven lo retrato después en La serpiente y
el arco iris); no son violentos, no atacan a los vivos, no muerden. Poe eso
asustan más por su presencia hierática, fantasmagórica, peleles en manos de sus
amos, el brujo que lo puso en esa condición. Asustan, asusta.
El terror es
esbozado, sugerido en esas imágenes impactantes, ese guardián con los ojos
brillantes y vacios, en esa mujer como un autómata que se deja llevar a todos
lados, en es fiesta con danzantes que terminan en crisis psicóticas. Todo está
inducida, fantasía del espectador o realidad palpable. Miedo siempre.
El ritmo, la
atmosfera es perfecta. La fotografía, gran blanco y negro, es buenísimo y las
sombras son aterradoras por lo que sugieren acompañadas siempre por la música
de esos tambores que no dejan a nuestro corazón en paz, lo alteran, lo
sobrecogen. Miedo siempre.
Los
personajes, salvo la enfermera que nos conduce por el trama de la película,
está acompañado por el marido de la
zombi, el mejor personaje, bien interpretado, enigmático hasta el final, maduro
y ambivalente. El hermano joven, el galán, borrachín y contradictoria más bien
en una adolescencia inacabada. La doctora es el soplo de cordura, la voz de la
experiencia y la sensatez. Pero miedo, siempre.
A día de hoy
nos resultara incongruente por su inocencia, su falta de sangre, su falta de
violencia pero será un soplo de aire fresco si la veis y la asumís. Es una
pequeña maravilla, fresca y bella, romántica, muy romántica de esos románticos
soñadores del cine de los años 40. Y, de verdad, da miedo.
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