sábado, 24 de mayo de 2014

Sabado clasico: Yo camine con un zombi de Jacques Tourneaur.


Yo camine con un zombi de Jacques Tourneaur.

1943. Terror, clásico. P: 9/10.

Director: Jacques Tourneaur.

Intérpretes: Frances Dee, Tom Conway, James Ellison,

Sinopsis: Una joven enfermera Betsy, es contratada para cuidar a la mujer de un terrateniente en una isla caribeña. Se encuentra con una mujer casi catatónica, sin vida propia. Nada de la medicina puede hacer nada por ella y intentara recurrir al voodoo…

Comentario: Aquí el zombi es el original de las leyendas un ser mas allá de la muerte, sin vida, sin sentimientos, sin voluntad (Wes Craven lo retrato después en La serpiente y el arco iris); no son violentos, no atacan a los vivos, no muerden. Poe eso asustan más por su presencia hierática, fantasmagórica, peleles en manos de sus amos, el brujo que lo puso en esa condición. Asustan, asusta.

El terror es esbozado, sugerido en esas imágenes impactantes, ese guardián con los ojos brillantes y vacios, en esa mujer como un autómata que se deja llevar a todos lados, en es fiesta con danzantes que terminan en crisis psicóticas. Todo está inducida, fantasía del espectador o realidad palpable. Miedo siempre.

El ritmo, la atmosfera es perfecta. La fotografía, gran blanco y negro, es buenísimo y las sombras son aterradoras por lo que sugieren acompañadas siempre por la música de esos tambores que no dejan a nuestro corazón en paz, lo alteran, lo sobrecogen. Miedo siempre.

Los personajes, salvo la enfermera que nos conduce por el trama de la película, está acompañado por el marido  de la zombi, el mejor personaje, bien interpretado, enigmático hasta el final, maduro y ambivalente. El hermano joven, el galán, borrachín y contradictoria más bien en una adolescencia inacabada. La doctora es el soplo de cordura, la voz de la experiencia y la sensatez. Pero miedo, siempre.

A día de hoy nos resultara incongruente por su inocencia, su falta de sangre, su falta de violencia pero será un soplo de aire fresco si la veis y la asumís. Es una pequeña maravilla, fresca y bella, romántica, muy romántica de esos románticos soñadores del cine de los años 40. Y, de verdad, da miedo.

 

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