La caza de Carlos Saura.
1966. Drama,
social, española. P: 9/10.
Director y
guionista: Carlos Saura
Música: Luis de
Pablo
Fotografía: Luis
Cuadrado (B&W)
Interpretes: Ismael
Merlo, Alfredo Mayo, José María Prada, Emilio Gutiérrez Caba, Violeta García,
Fernando Sánchez Polack, Violeta García, María Sánchez Aroca.
Sinopsis: Tres viejos
amigos van de caza a un coto que fue escenario de una batalla durante la Guerra
Civil (1936-1939). Todos ellos están pasando por momentos difíciles, separaciones,
problemas con el alcohol, de modo que lo que iba a ser una tranquila jornada de
caza se convierte en un enfrentamiento entre los tres bajo el ardiente sol que
hace y ante la atónita mirada del hijo de uno de ellos.
Comentarios: una
de esas películas que debieran ser de obligada visión y revisión para
cualquiera de nosotros; no digamos para lo que quieren dedicarse al cine
actualmente en cualquiera de sus aspectos artísticos o técnicos.
Un autentica obra maestra del cine
"realista" y "social" y, sin embargo, tan cercana al cine
de género que por poco no nos damos cuenta. Se nota, se siente, se vive la rara
crispación que existe entre los personajes, en medio de ese calor seco que
reseca la mollera y hace sudar por todos los poros del cuerpo.
Metáfora de la España de los sesenta con un Alfredo
Mayor en su mejor interpretación, con su gesto adusto y disciplente, de
perdonavidas, de cabronazo, un total egoísta que mira solo para lo suyo; un
Ismael Merlo que se come la cámara y nuestros sentidos con su voz en off
preparando la tragedia, anunciando la destrucción y la locura, un desesperado;
y José María Prada indiferente y huido con sus libros y su
"sapiencia" (magnifica sus referencia a un apocalipsis en el que los
conejos se comerían al género humano creando una sociedad para todos y sin
lucha de clases, pero que también tendrán la lucha contra las ratas) y un
jovencísimo Emilio Gutiérrez Caba, con sus pantalones cortos y su aprendizaje
y una adolescente Violeta García que se
levanta una de las mejores e incongruentes escenas bailando con desparpajo en
medio de la estepa y un Fernando Sancho al que debieran darle el óscar a mejor
secundario...con ellos esos pobres conejos con cientos de enemigos y, cómo no,
la escena de los tejones es soberbia, inenarrable...
Un banda sonora de las que te quitan el hipo.
Una fotografía en blanco y negro que acentúa al
desolación del paisaje y la violencia de sus personajes.
Un guion afilado con guadaña...
Un montaje medido al milímetro.
Un final digno de cualquier película clásica del
western americano. Una presentación de personajes (la primera media hora) de
matrícula.
Lo dicho, una pasada.