LOS CABALLEROS DEL INFIERNO de Robert S.
Baker&Monty Berman.
1961. Aventuras. P: 6/10.
Directores: Robert S. Baker& Monty Berman.
Música: Clifton Parker.
Fotografía: Robert S. Baker&Monty Berman.
Intérpretes: Keith Michell, Adrienne Corri, Peter
Cushing, Peter Arne, Kai Fischer, David Lodge, Bill Owens, Miles Malleson.
Sinopsis: Jason es el hijo de Lord Netherton, un
pervertido que dirige un antro dedicado al vicio y conocido como el Club del
Infierno. Tras ser golpeado por entrar en una de las orgías del aristócrata, la
madre de Jason decide marcharse de su casa con el pequeño pero muere en la
huida dejando al pequeño en las manos del buen cochero.
Años después,
Jason, que ahora trabaja como acróbata en un circo holandés, decide regresar a
Londres para reclamar la mansión familiar. Pero para ello deberá enfrentarse al
club.
Comentarios: Como la famosa Santillana del Mar que
ni es Santa, ni es llana, ni tiene mar
aquí, nos meten en el titulo una mentira que va mas allá y claro, la mezcla de
prometer y no dar es repulsiva y hace que os cabreemos, un poquito solo, no
mucho mas. No hay satanismo si bien nos lo presentan de forma sesgada en la
escena inicial, ahí se acabo, y queda como una película de aventuras de capa y
espadas al mejor estilo de Error Flynn o Lancaster…película de peleas de capa y
espada, de herencias aristocráticas a recuperar, de amores contrariados y todo servido
con un buen humor, ligero y fácil, sin excesivas complicaciones. Sencillo y
fácil que consigue que sonrías mientras la está viendo.
Pero además, la segunda mentira, es que la presencia de Cushing es testimonial,
un secundario de lujo muy desaprovechado; se agradece cuando sale y se le echa
de menos cuando no está, otra pena, a lo nuestro.
La tercera es que de los caballeros nada de
nada…caballos, si….
Lástima que toda la perfección de la realización,
inglesa por supuesto, el cuidado exquisito de vestuarios, escenarios,
fotografía, música queda empañada por un guion más bien flojillo y algún actor
que más parece un payasete que otra cosa, no en balde estamos hablando hasta de
un circo por estos ruedos que se meten en peleas y luchas con cierto acierto.
Si hasta nos ponen, ¡cómo no! la pelea final entre los dos protagonistas, el
bueno y el malo, el bueno sonriente y graciosillo y listo como una ardilla y el
malo taciturno, déspota y malcarado…gana quien debe de ganar, como no y por qué
no.
Se ve, se sonríe, se olvida el cabreo y ya está, o
otra cosa mariposa.
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