martes, 16 de agosto de 2016

El demonio de Brunello Rondi.


El demonio de Brunello Rondi.

1963. Terror, drama, costumbrista. P: 7/10.

Director y guionista: Brunello Rondi

Música: Piero Piccioni

Fotografía: Carlo Bellero (B&W)

Intérpretes: Daliah Lavi, Frank Wolff, Anna María Aveta, Tiziana Casetti, Dario Dolci, Franca Mazzoni, María Teresa Orsini, Rossana Rovere

Sinopsis: En la región de Lucania, Italia, una joven, Purí, está poseída por el demonio de una locura de amor por un hombre del pueblo, Antonio.

La ignorancia familiar y después la de sus convecinos hace que la muchacha sea golpeada y humillada continuamente. Sus terribles gritos nocturnos hacen que sus padres acudan primero al curandero del pueblo y después al sacerdote para intentar un exorcismo.

Sera expulsada por bruja del pueblo y terminara en un convento de monjas que intentaran ayudarla.

La vuelta será terrible.

Comentarios: "Tienes metido el demonio en el cuerpo", frase que resume muy bien este film triste y bello a la vez. Esta vez no por bromas de mal gusto o el no pararte quieto si no por amor, un amor que lleva a la locura

Un autentico documento de tradiciones y supersticiones en una región agrícola y ganadera de la Italia profunda; donde conviven de la mano la religión y la superchería de viejos mitos y viejas recetas, pócimas incluidas como hacer beber al propia sangre de una para así hacer que el hombre que quieres teste atado a ti por siempre jamás; o el rito de la alcoba para los recién desposados o el del alejamiento de la nubes tormentosas...

Lo malo es que , aun metida en el saco de las películas de terror y posesiones, una cierta tendencia marca sobre un caso extremo de "encoñamiento", un amor loco y brutal que trasciende la normalidad en una mujer que digamos es un tanto histérica y lo lleva fuera de los límites normales.

La escena con el curandero es lo que es y el exorcismo en la propia iglesia queda retratado como lo que es, dentro de una sepsia de medios impresionante, impresiona a pesar de lo sencillo y trágico de narrarlo.

Queda, por contra, la presencia de la actriz protagonista, su innegable belleza, sus ojos hipnóticos como es bicho raro en el pueblo, todos actores no profesionales, gente de la tierra, gente que vive esas tradiciones año tras año y que se meten en la mirada escrutadora de la cámara en blanco y negro de Carlo Bellero.

Una película para volver a ver y aprender de ella.

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