M, EL
VAMPIRO DE DUSSELDORF de Fritz Lang.
1931.
Thriller, cine clásico. P: 9/10.
Director: Fritz Lang (Guión: Thea von Harbou, Fritz Lang)

Música: Edvard Grieg
Fotografía: Fritz Arno Wagner
(B&W)
Interpretes: Peter Lorre, Otto Wernicke, Gustav Gründgens, Theo Lingen, Theodor Loos, Georg John, Ellen Widman, Inge Landgut
Sinopsis: Un asesino de niñas tiene
atemorizada a toda la ciudad. La policía lo busca frenética y desesperadamente,
deteniendo a cualquier persona mínimamente sospechosa. Por su parte, los jefes
del hampa, furiosos por las redadas que están sufriendo por culpa del asesino,
deciden buscarlo ellos mismos...
Comentarios: Todo un clásico del
cine negro, una película que rebasa su propia identidad y se transforma toda
una película de culto y con un Peter Lorre que debuta en el cine en una
interpretación prodigiosa, increíble, camaleónica...en una de las mejores
interpretaciones jamás vistas en el cine...supuso además la revolución y la
consolidación del cine sonoro y, aunque parezca mentira, del cine social y
critica.
Un comienzo, llenos de símbolos,
primoroso, increíble, inolvidable y que te encoge el corazón con el asesinato
de la niña Elsie Eckmann. Lang nos lo muestra en una labor admirable de
montaje: "la
canción infantil se inicia sobre el fotograma aún negro, la cámara se mueve con
suavidad, con una cotidianeidad que efectivamente resulta amenazadora; el
asesino se presenta por su sombra perfilada, al estilo expresionista, y también
por un estribillo que silba; los encuadres son plásticos pero dinámicos; y las
consecuencias se narran mediante una elegante sucesión de elipsis. La escena en
sí es un compendio del arte cinematográfico conocido hasta la fecha, puesto al
día con el uso dramático del sonido. Pero hay algo que hace de esa secuencia de
siete minutos un instante de cine decisivo, fundacional.
La sucesión de sonidos e imágenes atrapa al espectador y en un momento indeterminable cuando parece que la alternancia de situaciones va a acelerar el ritmo…, el suspense no llega. Lang no nos fuerza la mirada, porque el nervio de la escena descansa en la espera de la madre, no en un desenlace que se nos oculta. Y es entonces cuando surge. Nos oprime, se nos mete en el estómago; está allí, agazapado como un criminal: el silencio.
“Mientras oigamos cantar a los niños, al menos sabemos que están ahí”. Es imposible imaginarse esta escena en una película muda, porque en ellas no existe lo que el genio de Lang descubre aquí: el poder del silencio como contrapunto al sonido. En “M” presenciamos el asesinato de Elsie Eckmann sin verlo y oímos su angustia sin escucharla." (De Taliban, Sevilla)
La sucesión de sonidos e imágenes atrapa al espectador y en un momento indeterminable cuando parece que la alternancia de situaciones va a acelerar el ritmo…, el suspense no llega. Lang no nos fuerza la mirada, porque el nervio de la escena descansa en la espera de la madre, no en un desenlace que se nos oculta. Y es entonces cuando surge. Nos oprime, se nos mete en el estómago; está allí, agazapado como un criminal: el silencio.
“Mientras oigamos cantar a los niños, al menos sabemos que están ahí”. Es imposible imaginarse esta escena en una película muda, porque en ellas no existe lo que el genio de Lang descubre aquí: el poder del silencio como contrapunto al sonido. En “M” presenciamos el asesinato de Elsie Eckmann sin verlo y oímos su angustia sin escucharla." (De Taliban, Sevilla)
Pasa a una parte en que la fuerzas de
orden (sin mucho orden o lógica segun se vea) y la gente de los bajos fondos
(pero no de mal corazón) competirán para coger al asesino de niñas.
Una parte final en el que la caza al
hombre sin piedad ni cuartel se desata y el hombre/asesino se transforma en la
fiera a cazar y cazada finalmente...
Aparece, sin más, el prototipo de
sicópata.
Peter Lorre aquí casi nos conmueve
con sus gran monologo delante de la camarilla de bandidos, casi hace que
sintamos algo de simpatía con él, que lo comprendamos, que sintamos lastima
pero sus actos lo marcan...
Curiosamente destaca también el
jefe de la mafia de bandidos, con un cierta simpatía/critica al mismo; lo de
las imágenes de la policía son un tanto de pega...nos las distancia y dan un
poco de asquito...
Un final épico y muy abierto....
Puro expresionismo, toda una época
que se nos abre a esta actual, moderna y fria.
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