SAW II de Darren Lynn
Bousman.
2005. terror, secuela. P: 7/10
Agradable segunda parte de SAW que, sin llegar al nivel
de la primera, tiene un nivel muy apreciable, no la desmerece en nada. Repiten
delante de las cámaras Shawnee Smith y, claro está, Tobin Bell.
Del papel protagonista se encarga en este caso Donnie Wahlberg, que aparte de la circunstancia de ser el hermano de Mark Wahlberg, también es recordado como el suicida que aparecía en el prólogo de la magistral El sexto sentido (1999) de Shyamalan, o por la serie televisiva Hermanos de sangre.
Es un filme más sangriento y truculento que el anterior, mas explicito, más brutal. Hay algunas escenas donde es imposible casi el no cerrar los ojos o quitar la vista de la pantalla. Mantiene el aire nuevo y fresco que desde El silencio de los corderos (1991) y Seven (1995) parecía difícil de encontrar, Saw tenía muy buenos momentos y conseguía sorprender e interesar. En este se mantiene el aire claramente claustrofóbico, amenazador, en una carrera contrarreloj angustiosa, desafiándonos en todo momento a participar de las múltiples trampas y sorpresas. Por un lado bárbaro, por otro nos perdemos en un intento de adelantarnos a las mismas por lo que nuestra visión objetiva se resiente y se pierde. Y es que, mala cosa cuando uno tiene que estar más pendiente de las “trampas” de la historia que de la propia historia.
Una diferencia importante entre la secuela y la original es la presencia continua del asesino, nos lo retratan mejor constituyendo un personaje muy interesante. Los personajes que aparecen como víctimas potenciales del siniestro juego están encerrados en una casa (en lugar de castillo) repleta de habitaciones-trampa y de mugre perfectamente prediseñada, cayendo, uno a uno, en una sordida y brutal muerte.
Wahlberg interpreta al policía y también al padre preocupado, inmerso en una trampa sentimental que le hará perder de vista la realidad del juego. Como contrapunto el poli grandon negro y la poli mas lista que el hambre que no consigue que objetivice la situación real. Los secuestrados en la casa están llenos de tópicos, un negro, un latino, una rubia, una morena… y el hijo del protagonista, un adolescente resabiado y con problemas. Pero a estos los vemos desde un cierto distanciamiento, como si fuéramos espectadores de una obra de teatro. Vivimos mas la muerte del asesino y los problemas del poli que el drama en que se ven inmersos los secuestrados.
Del papel protagonista se encarga en este caso Donnie Wahlberg, que aparte de la circunstancia de ser el hermano de Mark Wahlberg, también es recordado como el suicida que aparecía en el prólogo de la magistral El sexto sentido (1999) de Shyamalan, o por la serie televisiva Hermanos de sangre.
Es un filme más sangriento y truculento que el anterior, mas explicito, más brutal. Hay algunas escenas donde es imposible casi el no cerrar los ojos o quitar la vista de la pantalla. Mantiene el aire nuevo y fresco que desde El silencio de los corderos (1991) y Seven (1995) parecía difícil de encontrar, Saw tenía muy buenos momentos y conseguía sorprender e interesar. En este se mantiene el aire claramente claustrofóbico, amenazador, en una carrera contrarreloj angustiosa, desafiándonos en todo momento a participar de las múltiples trampas y sorpresas. Por un lado bárbaro, por otro nos perdemos en un intento de adelantarnos a las mismas por lo que nuestra visión objetiva se resiente y se pierde. Y es que, mala cosa cuando uno tiene que estar más pendiente de las “trampas” de la historia que de la propia historia.
Una diferencia importante entre la secuela y la original es la presencia continua del asesino, nos lo retratan mejor constituyendo un personaje muy interesante. Los personajes que aparecen como víctimas potenciales del siniestro juego están encerrados en una casa (en lugar de castillo) repleta de habitaciones-trampa y de mugre perfectamente prediseñada, cayendo, uno a uno, en una sordida y brutal muerte.
Wahlberg interpreta al policía y también al padre preocupado, inmerso en una trampa sentimental que le hará perder de vista la realidad del juego. Como contrapunto el poli grandon negro y la poli mas lista que el hambre que no consigue que objetivice la situación real. Los secuestrados en la casa están llenos de tópicos, un negro, un latino, una rubia, una morena… y el hijo del protagonista, un adolescente resabiado y con problemas. Pero a estos los vemos desde un cierto distanciamiento, como si fuéramos espectadores de una obra de teatro. Vivimos mas la muerte del asesino y los problemas del poli que el drama en que se ven inmersos los secuestrados.
No hay un momento de respiro en toda la película. El
final tramposo y espectacular no nos dejara indiferentes.
Muy buena y recomendable eso sí, estómagos delicados con
un brazo al lado o una bolsa para vomitar.
La Ficha:
Director: Darren Lynn Bousman .
Guión: Leigh Wannell
y Darren Lynn Bousman
Fotografía: David A. Armstrong
Música: Charlie Clouser / Montaje: Kevin Greutert
Maquillaje: Neil Morrill
Efectos Especiales: Tim Good
Efectos Visuales: Bret Culp
Intérpretes: Donnie
Wahlberg (Eric Matthews), Shawnee Smith (Amanda), Tobin Bell (Jigsaw), Franky G
(Xavier), Dina Meyer (Kerry), Emmanuelle Vaugier (Addison), Beverly Mitchell
(Laura), Erik Knudsen (Daniel), Tim Burd (Obi), Lyriq Bent (Rigg), Noam Jenkins
(Michael), Tony Nappo (Gus)... /
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