EL TREN DEL INFIERNO de Andrei Konchalovsky.
1985. Aventuras, acción, thriller. P: 8/10.
Director: Andrei Konchalovsky.
Música: Trevor Jones.
Fotografía: Alan Hume.
I
nterpretes: Jon Voight, Rebecca de Mornay, Eric Roberts,
Kyle T. Heffner, John P. Ryan, TK Carter, Kenneth McMillan.
Sinopsis: Manny, el recluso más duro de una remota cárcel
de Alaska, elabora un audaz plan y consigue evadirse con su compañero, el joven
e inexpeerrto Buck.
Consiguen colarse en un tren de mercancías donde Manny y
Buck van camino de la libertad; pero, de repente, el maquinista sufre un
infarto y muere. Al tiempo encuentran una camina, la de Buck, con el numero de
prisión lo que lanzara al alcaide contra ellos. Entonces los dos fugitivos se
sienten atrapados, solos y lanzados a toda velocidad hacia una muerte segura.
Hasta que descubren a un tercer pasajero: una hermosa ferroviaria que está tan
desesperada y decidida a salvarse como ellos.
Comentarios: Esta basada en un guion del gran Akira
Kurosawa.
Dos partes, aunque más bien son tres, la primera es un
drama carcelario puro y duro, huida incluida, bastante asquerosita por cierto.
La segunda es una aventura de un tren en marcha y sin conductor rumbo a la
destrucción y, encima, le ponen al final una complejo químico con el que pueden
estrellarse. Entre las dos el enfrentamientos entre un preso duro y brutal y un
director de prisión sádico y más brutal todavía como si algo personal se
interpusiese entre estos dos, que lo perseguirá hasta el infierno si fuera
preciso.
Dije que casi tres, pues si, con la aparición de la
joven, muy mona por cierto, no da mucho el pego de su trabajo en el tren, las
cosas cambian un poco, se forma un falso trió y la tensión aumenta a limites
inauditos.
Una pelicula que hay que decirlo con un ritmo brutal,
llena de intriga y sorpresas, una gran aventura.
Uno de los puntos fuertes es la fotografía de esos
paisajes de Alaska y Montana, llenos de nieve y hielo, montañas salvajes y
bellas que huelen a muerte para el incauto que se atreva a caminar por ellas y,
al tiempo, como una promesa de libertad y viva salvaje y plena.
Grandes actuaciones destacando un gran John Voight épico,
duro y brutal; un papelón hace en esta cinta, el preso Oscar Manny, lo borda
desde todos los ángulos, lo vive como una segunda piel. Lo bien acompaña un
fabulosos Eric Roberts como el joven Bucks, aficionado al boxeo y se cree más
de lo que realmente es y con sus compañero aprenderá más de la cuenta y lo
sufrirá en sus propias carnes. Como elemento de tensión, el perseguidor, el alcaide,
un John Ryan pasmoso, increíblemente fuerte y tenso, con esa media sonrisa
cínica pero decidido a todo. El contrapunto son los dos blanditos del centro de
control (impecables) y la aparición de la chica Rebecca de Mornay, también más
blandita que los otros dos pero que prometía...
Una música bellísima.
Una dirección muy efectiva, con un montaje soberbio,
lleno de tensión, que se palpa y duele.
Al tiempo es el sueño de la libertad, de la esperanza, de
conseguir una buena vida, de sueños e ilusiones.
Son muchos alicientes en una buena película.
Un final digno, muy bueno...
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