viernes, 17 de diciembre de 2021

No es bueno que el hombre esté solo de Pedro Olea.

No es bueno que el hombre esté solo de Pedro Olea.

1973. Drama, española. P: 7/10.

Dirección: Pedro Olea


Música: Alfonso G. Santisteban

Fotografía: Antonio L. Ballesteros

Intérpretes: Carmen Sevilla, José Luis López Vázquez, Máximo Valverde, Eduardo Fajardo, José Franco

Sinopsis: Martín es un hombre solitario e introvertido. Vive en una ciudad industrial y brumosa, aislado en un chalet donde ha creado un mundo propio que comparte con Elena, una muñeca a la que trata como si fuera su esposa en todos los sentidos. En unos apartamentos vecinos, vive Lina, una mujer demasiado libre, y su hija Cati, una niña demasiado curiosa. Cati descubre la verdad que se encierra dentro de los muros de Martín. Poco a poco, su vida irá siendo dominada por Lina y su mundo, hasta el punto de que ésta y su hija se instalan en su casa. Mauro, el amante de Lina con su agresivo comportamiento, precipitará la tragedia...

Comentarios: Una película injustamente condenada al olvido.

Lo primero porque López Vázquez esta inmenso, de matrícula de honor…tan bien o más que en “EL bosque del lobo, Pedro Olea, 1970””. Encarna a un personaje perturbado pero lucido y su papel lo va engrandeciendo hasta límites extraordinarios. Me recordó a sus extraordinarios registro en “Mi querida señorita de Jaime de Armiñan, 1972””, “Peppermint frappé de Carlos Saura con Geraldine Chaplin, 1967”, “El jardín de las delicias, Carlos Saura, 1970”, “La prima Angélica, Carlos Saura, 1970”. Y Carmen Sevilla que no está nada pero que nada mal, borda su papel de  forma magistral, quizás su mejor actuación en el cine. Estacar también la aparición de la niña, Lola Merino, como un soplo de aire fresco y renovado que, posteriormente, ha hecho una buena carrera televisiva.

Lo segundo es una realización comedida y valiente y elegante que va desde esa primera escena (López Vázquez, sale de la cama dejando a su mujer acostada y le da un cariñoso beso sin despertarla y se va) hasta ese glorioso final…por el medio escenas increíbles que van desarrollando un drama como esa divertida escena en la que Martin monta una pequeña fiesta para dar la bienvenida a la hermana de su mujer Elena o, antes,  cuando encuentra a la niña peinando a su Elena.

Un guion comedido, estudiado, pulido. Una parábola sobre la soledad y la incomunicación, el miedo, las apariencias. También ecos de “femme fatal” en ese papel de la vecina mala

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