La semilla del diablo de Roman Polanski.
1968. Terror, película de culto. P: 9/10.
Director y guionista: Roman Polanski
Música: Christopher Komeda
Fotografía: William A. Fraker
Interpretes: Mia Farrow, John
Cassavetes, Ruth Gordon, Ralph Bellamy, Sydney Blackmer, Maurice Evans, Angela
Dorian, Patsy Kelly, Elisha Cook, Charles Grodin
Sinopsis: Los Woodhouse, un matrimonio neoyorquino, se mudan a un edificio
situado frente a Central Park, sobre el cual, según un amigo, pesa una
maldición. Una vez instalados, se hacen amigos de Minnie y Roman Castevet, unos
vecinos que los colman de atenciones. Ante la perspectiva de un buen futuro,
los Woodhouse deciden tener un hijo; pero, cuando Rosemary se queda embarazada,
lo único que recuerda es haber hecho el amor con una extraña criatura que le ha
dejado el cuerpo lleno de marcas. Con el paso del tiempo, Rosemary empieza a
sospechar que su embarazo no es normal.
Comentarios: Basada en una novela del mismo título de la gran novelista Ira Levin, en
la que Polanski hace un gran guion, una muy aceptable adaptación incluso se
podría decir que mejora la novela.
Una autentica pesadilla la que sufre nuestra joven y bella protagonista en
la que nunca, salvo la escena final y aun así con ciertas elipsis y dudas
creadas en torno a ese bebe, todo es sugerido como si fuera su mente perturbada y enloquecida la
que va creando casualidades. Con el concepto de apartamento dentro de la ciudad
y un personaje dentro de sus muros, rodeado de vecinos entremetidos y
cotillosos, se une así a esa especial
trilogía que podrían formar con "El quimérico inquilino" y
"Repulsión".
Gran terror, grandes personajes, grandes actores. Destacaremos a Mia
Farrow, esta increíble, incluso como enflaquece ante nuestros atónitos ojos a
causa de dolores que la revientan, como le cambia el rostro, como se siente
desamparada de su marido y amenazada, ella y su hijo, por los vecinos del
inmueble. Con ella una secundaria de lujo, una Ruth Gordon que lo borda,
bordeando limites pero siempre saliendo airosa y brillante, robando, incluso
escenas.
Y una puesta en escena soberbia, ese final largo y lleno de dudas, de conflictos
interiores pero, también, de cierta lucidez en el personaje de Mia; todo es
verdad, la realidad se impone, la dudas no existen, su hijo esta alli y lo
acuna....
